¿DEBIÉRAMOS BUSCAR EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO DESPUÉS DE LA CONVERSIÓN? ¿QUÉ SIGNIFICA SER LLENOS CON EL ESPÍRITU SANTO?
Los
libros de teología sistemática no han incluido tradicionalmente un capítulo
sobre el bautismo en el Espíritu Santo o ser lleno con el Espíritu Santo como
parte del estudio del «orden de la salvación», el estudio de los varios pasos
en que se aplican los beneficios de la salvación a nuestra vida.
Pero
desde la aparición del pentecostalismo que empezó en 1901, la ampliamente
extendida influencia del movimiento carismático en las décadas de 1960 y 1970,
Y el notable crecimiento de las iglesias pentecostales y carismáticas' en todo
el mundo desde los años de 1970 hasta el presente, la cuestión del «bautismo en
el Espíritu Santo» distinto de la regeneración ha llegado a tener una creciente
prominencia. He puesto este capítulo en este lugar en nuestro estudio de la
aplicación de la redención por dos razones:
(1) Un entendimiento correcto de esta cuestión debe dar por sentado un
entendimiento de la regeneración, la adopción y la santificación, todo lo cual
lo estudiamos en los capítulos anteriores.
(2) Todos los capítulos anteriores sobre la aplicación de la redención han
considerado sucesos que ocurren (o en el caso de la santificación, que empieza)
en el momento en el que una persona se hace cristiana. Pero esta cuestión tiene
que ver con un suceso que tiene lugar en el momento de la conversión (según un
punto de vista) o en algún momento después de la conversión (según otro punto
de vista).
Además,
las personas en ambos lados del debate están de acuerdo que alguna forma de
segunda experiencia les ha ocurrido a muchos creyentes después de la conversión
y, por tanto, una cuestión muy importante es cómo entender esta experiencia a
la luz de las Escrituras y qué categoría bíblicas se aplican debidamente aquí.
NOTA: Vea estudio anterior para una lista de elementos
en el orden de la salvación.
Estoy usando los términos pentecostal y carismático
en la siguiente forma: Pentecostal se refiere a cualquier denominación o grupo
que tiene su origen histórico en el avivamiento pentecostal que empezó en los
Estados Unidos en 1901 y que sostiene la posición doctrinal de que:
(A) El bautismo en el Espíritu Santo es un suceso
común subsiguiente a la conversión, y:
(B) Que el bautismo en el Espíritu Santo se
manifiesta mediante la señal de hablar en lenguas, y:
(C) Que todos los dones espirituales que se
mencionan en el Nuevo Testamento hay que buscarlos y usarlos hoy.
Los grupos pentecostales tienen generalmente su
propia estructura denominacional, la más prominente de las cuales en las
Asambleas de Dios.
Los carismáticos se refiere a todo grupo o personas
que tienen su origen histórico en el movimiento de renovación carismático de
las décadas de 1960 y 1970, que buscan practicar todos los dones espirituales
mencionados en el Nuevo Testamento (incluyendo profecía, sanidades, milagros,
lenguas, interpretación y discernimiento de espíritus), y permiten diferentes
puntos de vista sobre si el bautismo en el Espíritu Santo es subsiguiente a la
conversión o si el hablar en lenguas es una señal del bautismo en el Espíritu
Santo.
Los carismáticos se refrenan de formar su propia
denominación, pero se ven a sí mismos como una fuerza de renovación dentro de
las iglesias protestantes y católicas existentes. No hayal presente una
denominación carismática representativa en los Estados Unidos, pero el más
destacado portavoz carismático es probablemente Pat Robertson de la cadena de
televisión Christian Broadcasting Network, con su programa de televisión «The
700 Club» y la Regent University (anteriormente CBN University).
En los años de 1980 apareció otro movimiento de
renovación, llamado la «tercera ola» por el profesor de misiones C. Peter
Wagner del Seminario Fuller (se refería a la renovación pentecostal como la
primera ola de renovación del Espíritu Santo en la iglesia moderna, y al
movimiento carismático como la segunda ola.)
La «tercera ola» anima la capacitación de los
creyentes en el uso de los dones espirituales del Nuevo Testamento hoy, y dice
que la proclamación del evangelio debiera ir en general acompañada de «señales,
maravillas y prodigios», según el modelo del Nuevo Testamento. Ellos enseñan,
sin embargo, que el bautismo en el Espíritu Santo sucede a todos los creyentes
en el momento de la conversión, y que las subsiguientes experiencias es mejor
llamarlas ser «llenos» con el Espíritu Santo.
El representante más prominente de la «tercera ola»
es John Wimber, pastor principal de la Vineyard Christian Fellowship en
Anaheim, California, y líder de la Asociación de Vieneyard Churches. Los dos
libros principales de Wimber son Power Evangelism (San Francisco: Harper &
Row, 1986, edi. Rev. 1992) y Power Healing (San Francisco: Harper & Row,
1987), ambos escritos junto con Kevin Springer, estos dos libros son
ampliamente reconocidos como representantes distintivos de los énfasis de la
«tercera ola».
La obra de referencia más completa de estos
movimientos en el presente es Stanley M. Burgess y Gary B. McGee, editors,
Dictionary of Pentecostal and Charismatic Movements (Grand Rapids: Michigan,
1988).
EXPLICACIÓN Y BASES BÍBLICAS
A. EL ENTENDIMIENTO PENTECOSTAL TRADICIONAL
El
tema de este capítulo ha llegado a ser muy importante hoy porque muchos
cristianos dicen que han experimentado un «bautismo en el Espíritu Santo» que
vino después que ellos se hicieran cristianos y ha traído gran bendición en sus
vidas.
Afirman
que la oración y el estudio de la Biblia se han hecho mucho más significativos
y eficaces, que han descubierto un nuevo gozo en la adoración, y a menudo dicen
que han recibido nuevos dones espirituales (especialmente, y con más
frecuencia, el don de hablar en lenguas).
Esta
posición carismática o pentecostal tradicional está apoyada por las Escrituras
en la siguiente manera:
(1) Los discípulos de Jesús eran creyentes nacidos de nuevo antes del día
de Pentecostés, quizá durante la vida y ministerio de Jesús, pero sin duda lo
eran para el tiempo cuando Jesús, después de su resurrección: «Sopló sobre
ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo"» (Jn 20: 22).
(2) Jesús, no obstante, les mandó a sus discípulos: «No se alejen de
Jerusalén, sino esperen la promesa del Padre, de la cual les he hablado» (Hch
1: 4), y les dijo: «dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el
Espíritu Santo» (Hch 1: 5). Luego les dijo: «Pero cuando venga el Espíritu
Santo sobre ustedes, recibirán poder» (Hch 1: 8). Los discípulos entonces
obedecieron el mandamiento de Jesús y esperaron en Jerusalén a que viniera
sobre ellos el Espíritu Santo a fin de recibir el poder anunciado para el
testimonio y el ministerio.
(3) Cuando los discípulos llevaban esperando diez días, llegó el día de
Pentecostés, y lenguas de fuego se posaron sobre sus cabezas, «Todos fueron
llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el
Espíritu les concedía expresarse» (Hch 2: 4). Esto muestra claramente que ellos
recibieron un bautismo en (o con)' en el Espíritu Santo.
Aunque
los discípulos habían nacido de nuevo mucho antes del día de Pentecostés, en
Pentecostés ellos fueron «bautizados con el Espíritu Santo» (Hch 1:5 y 11: 17
se refieren a esto de esa manera) que fue subsiguiente a la conversión y que
resultó en una gran demostración de poder así como el hablar en lenguas:
NOTA: No importa mucho si se traduce la frase
griega en pneumati como «en el Espíritu» o «con el Espíritu» porque ambas son
traducciones aceptables, y las personas en todos los lados de este asunto
parecen usar ambas expresiones como intercambiables. Yo he usado generalmente
«en el Espíritu Santo» a lo largo de este capítulo, pero la NVI que es la que
se usa en esta obra en español generalmente prefiere: «con el Espíritu Santo.
No hago ninguna distinción entre estas dos frases
en el estudio de este capítulo. (Vea abajo, pp. 805-06, para un estudio de las
afirmaciones frecuentes de los pentecostales de que el bautismo por el Espíritu
[como en 1ª Co 12: 13] es un suceso diferente que el bautismo en [o con] el
Espíritu Santo.)
(4) Los cristianos hoy, como los apóstoles, debieran preguntarle a Jesús
por el «bautismo en el Espíritu Santo» y que eso siguiera el mismo modelo que
en la vida de los discípulos. Si recibimos este bautismo en el Espíritu Santo,
resultará en un mayor poder para el ministerio en nuestra vida, así como
sucedió en la vida de los discípulos, y resultará también con frecuencia (o
siempre, según algunos maestros) en hablar en lenguas.
(5) Apoyo para este modelo -en el que las personas nacen de nuevo primero y
más tarde son bautizados en el Espíritu Santo- lo encontramos en otras varias
ocasiones en el libro de Hechos. Lo vemos, por ejemplo, en Hechos 8, donde
encontramos a las personas de Samaria que se hicieron cristianos «cuando
creyeron a Felipe que les anunciaba las buenas nuevas del reino de Dios y el
nombre de Jesucristo» (Hch 8: 12), pero recibieron el Espíritu Santo más tarde
cuando los apóstoles Pedro y Juan llegaron desde Jerusalén y oraron por ellos
(Hch 8: 14-17).
Otro
ejemplo lo encontramos en Hechos 19, cuando Pablo llegó a Éfeso y «allí
encontró a algunos discípulos» (Hch 19: 1). Pero «cuando Pablo les impuso las
manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos, y empezaron a hablar en lenguas y a
profetizar» (Hch 19: 6).
Todos
estos ejemplos (Hechos 2, 8, a veces ello y 19)' son citados por los
pentecostales con el fin de mostrar que el «bautismo en el Espíritu Santo»
subsiguiente a la conversión era un suceso muy común entre los cristianos del
Nuevo Testamento.
Por
tanto, ellos razonan, era común para los cristianos en Hechos tener esta
segunda experiencia en algún momento después de la conversión ~no debiera esto
ser también común para nosotros hoy?
Podemos
analizar el asunto del bautismo en el Espíritu Santo planteando tres preguntas:
(1) ¿Qué significa la frase «bautismo en el Espíritu Santo» en el Nuevo
Testamento?
(2) ¿Cómo debemos entender la «segunda experiencia» que les viene a los
cristianos nacidos de nuevo en el libro de Hechos?
(3) ¿Hay otras expresiones bíblicas, tales como «llenos del Espíritu Santo»,
que son más apropiadas para describir la capacitación con el Espíritu Santo que
viene después de la conversión?
NOTA: La mayoría de los estudios pentecostales
sobre el bautismo en el Espíritu Santo incluyen el punto de vista de que hablar
en lenguas es una «señal, de que el creyente ha sido bautizado con el Espíritu
Santo, y que esa señal les será dada a todos los que han sido bautizados con el
Espíritu Santo, aunque no todos tendrán más tarde el don de hablar en lenguas
como una don continuo en sus vidas.
Yo escuché esa enseñanza sobre el bautismo en el
Espíritu Santo cuando estaba en mi primer año de estudios en la universidad en
1967, y más tarde oré en privado, como me instruyeron, para arrepentirse de
todos mis pecados conocidos y una vez más entregar todas las áreas de vida a
Dios, luego pedirle a Jesús que me bautizara con el Espíritu Santo.
Aunque mí
entendimiento de aquella experiencia ha cambiado desde entonces, de modo que
ahora lo explico de otra manera (vea abajo), el resultado en mi vida fue sin
duda muy positivo y perdurable, incluyendo un amor más profundo por Cristo y
una eficacia mucho mayor en mi ministerio personal.
0tro ejemplo citado a veces es el de Camelia en
Hechos 10. Era un hombre devoto y sincero que oraba a Dios constantemente (Hch
10: 2), pero cuando Pedro llegó y le predicó a él y a su familia, Pedro y los
que le acompaña· dos se «quedaron asombrados de que el don del Espíritu Santo
se hubiera derramado también sobre los gentiles, pues los oían hablar en
lenguas y alabar a Dios. (Hch 10: 45-46).
EI caso de Pablo en Hechos 19:17 se menciona a
veces también, pero no es tan claro, puesto que su persecución violenta de la
iglesia antes de ese tiempo indica que él no había nacido de nuevo antes de la
experiencia del camino de Damasco. Pero algunos han visto una pauta similar en
la distinción entre su conversión en el camino a Damasco y su recibimiento del
Espíritu Santo por medía de Ananías tres días más tarde.
B. ¿QUÉ SIGNIFICA LA FRASE «BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO» EN EL NUEVO
TESTAMENTO?
Hay
solo siete pasajes en el Nuevo Testamento en los que leemos que alguien fue
bautizado en el Espíritu Santo. (Las versiones citadas aquí usan la palabra con
en vez de en.)" Los siete pasajes son los siguientes:
En los
primeros cuatro versículos, Juan el Bautista aparece hablando de Jesús y
predice que él bautizará a las personas «con el Espíritu Santo»:
Mateo 3: 11: «Yo Los Bautizo A Ustedes Con Agua Para Que Se Arrepientan.
Pero El Que Viene Después De Mí Es Más Poderoso Que Yo, Y Ni Siquiera Merezco
Llevarle Las Sandalias. Él Los Bautizará Con El Espíritu Santo Y Con Fuego».
Marcos 1: 8: «Yo Los He Bautizado A Ustedes Con Agua, Pero Ellos
Bautizará Con El Espíritu Santo».
Lucas 3: 16: «Yo Los Bautizo A Ustedes Con Agua-Les Respondió Juan A
Todos-O Pero Está Por Llegar Uno Más Poderoso Que Yo, A Quien Ni Siquiera
Merezco Desatarle La Correa De Sus Sandalias. Él Los Bautizará Con El Espíritu
Santo Y Con Fuego».
Juan 1: 33: «Yo Mismo No Lo Conocía, Pero El Que Me Envió A Bautizar Con
Agua Me Dijo: Aquel Sobre Quien Veas Que El Espíritu Desciende Y Permanece, Es
El Que Bautiza Con El Espíritu Santo».
Es
dificil sacar alguna conclusión de estos cuatro pasajes con respecto a lo que
es de verdad el bautismo con el Espíritu Santo. Descubrimos que Jesús es el que
llevará a cabo este bautismo y bautizará a sus seguidores. No se da más
explicación acerca de este bautismo.
Los
dos siguientes pasajes se refieren directamente a Pentecostés:
Hechos 1:5: [Aquí Habla Jesús:] «Juan Bautizó Con Agua, Pero Dentro De
Pocos Días Ustedes Serán Bautizados Con El Espíritu Santo».
Hechos 11:16: [Aquí Pedro Se Refiere A Las Mismas Palabras Citadas En El
Versículo Anterior.] «Entonces Recordé Lo Que Había Dicho El Señor: 'Juan
Bautizó Con Agua, Pero Ustedes Serán Bautizados Con El Espíritu Santo».
Estos
dos pasajes nos muestran que sea lo que sea que entendamos por bautismo con el
Espíritu Santo, sucedió sin duda en el día de Pentecostés como lo tenemos
registrado en Hechos 2, cuando el Espíritu Santo descendió con gran poder sobre
los discípulos y los que estaban con ellos, y ellos empezaron a hablar en otras
lenguas y como tres mil personas se convirtieron (Hch 2: 14).
Es
importante que nos demos cuenta que seis de estos versículos usan casi las
mismas expresiones en griego, las únicas diferencias son algunas variaciones en
el orden de las palabras y el tiempo verbal para encajar con la oración
gramatical, y uno de los ejemplos aparecen con la preposición sobreentendida
más bien que expresada explícitamente:
La
otra referencia que nos queda del Nuevo Testamento está en las epístolas
paulinas:
1ª Corintios 12: 13: «Todos Fuimos Bautizados Por Un Solo Espíritu Para
Constituir Un Solo Cuerpo -Ya Seamos Judíos O Gentiles, Esclavos O Libres-, Y A
Todos Se Nos Día A Beber De Un Mismo Espíritu».
La
cuestión ahora es si 1 Corintios 12: 13 se está refiriendo a la misma actividad
que los otros seis versículos. En algunas versiones de la Biblia (especialmente
en inglés) parece que es diferente, Pero la RVR 1960 y la NVI tienen un mismo
sentido y usan prácticamente las mismas palabras: « Todos fuimos bautizados por
un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo».
Los
que apoyan el punto de vista pentecostal del bautismo en el Espíritu Santo
después de la conversión están muy dispuestos a ver este versículo como
refiriéndose a otra cosa diferente del bautismo en el Espíritu Santo, y con
frecuencia enfatizan las diferencias que aparecen en las traducciones en
inglés.
En
todos los otros seis versículos Jesús es el que bautiza a las personas y el
Espíritu Santo es el «elemento» (paralelo al agua en el bautismo físico) en el
cual o con el cual Jesús nos bautiza. Pero aquí en 1ª Corintios 12: 13 (como lo
explican los pentecostales) tenemos algo muy diferente, aquí la persona que
bautiza no es Jesús, sino el Espíritu Santo. Por tanto, ellos dicen, 1ª
Corintios 12: 13 no debiera tenerse en cuenta cuando preguntamos qué quiere
decir el Nuevo Testamento con lo de «bautizados con el Espíritu Santo».
Este
punto es muy importante para la posición pentecostal, porque, si admitimos que
1ª Corintios 12: 13 se refiere al bautismo en el Espíritu Santo, entonces es
muy difícil mantener que es una experiencia que viene después de la conversión.
En
este versículo Pablo dice que este bautismo en/ con/por el Espíritu Santo nos
hace miembros del cuerpo de Cristo: «Todos fuimos bautizados por un solo
Espíritu para constituir un solo cuerpo» (1ª Co 12: 13). Pero si esto es en
realidad un «bautismo en el Espíritu Santo», lo mismo a que se estaba
refiriendo en el suceso del que se habla en los otros seis versículos
anteriores, entonces Pablo está diciendo que eso les ocurrió a todos los
corintios cuando ellos se hicieron miembros del cuerpo de Cristo; esto es,
cuando se hicieron cristianos.
Porque
fue aquel bautismo el que los llevó a ser miembros del cuerpo de Cristo, la
iglesia. Esa conclusión sería muy dificil para la posición pentecostal que
sostiene que el bautismo en el Espíritu Santo es algo que tiene lugar después
de la conversión, no al mismo tiempo.
NOTA: La expresión que se usa en todos estos seis
pasajes es el verbo baptizo (bautizar) más la frase preposicional en pneumati
hagio (en) [o con] (el Espíritu Santo), excepto Marcos que omite la preposición
en.
Aun así, no hay diferencia en el significado,
porque el nombre dativo solo puede tomar el mismo sentido como la preposición
en con el nombre dativo. Mateo y Lucas también añaden «y con fuego».
¿Es
posible sostener el punto de vista pentecostal de que los otros seis versículos
se refieren a un bautismo por Jesús mediante el cual él nos bautiza en (o con)
el Espíritu Santo, pero que 1ª Corintios 12: 13 se refiere a algo diferente, a
un bautismo por el Espíritu Santo?
Aunque
la distinción parece tener sentido en base de algunas traducciones en inglés, no
puede en realidad sostenerse cuando examinamos el texto griego, porque allí la
expresión es casi idéntica a las expresiones que hemos visto en los otros seis
versículos. Pablo dice en heni pneumati... ebaptishemen (Todos fuimos
bautizados por un solo Espíritu).
Aparte
de una pequeña diferencia (él se refiere a «un solo Espíritu» en vez de al
«Espíritu Santo») o todos los otros elementos son los mismos: el verbo es
baptizo, y la frase preposicional contiene las mismas palabras (en y el nombre
dativo pneumati).
Si
nosotros traducimos esta misma expresión griega «bautizados en el Espíritu
Santo» (o «bautizados con el Espíritu Santo») en las otras seis ocasiones en el
Nuevo Testamento donde las encontramos, entonces parece apropiado que las
traduzcamos de la misma forma en esta séptima ocasión. Y sin importar cómo lo
traducimos, resulta dificil negar que los lectores originales hubieran visto
esta frase como refiriéndose a lo mismo que en otros seis versículos, porque
para ellos las palabras eran las mismas.
¿Por
qué entonces las traducciones inglesas modernas traducen en este versículo
diciendo: «Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu», apoyando al parecer
de esa forma la interpretación pentecosta1? Debiéramos notar primero que la
NASB nos da «en» como una traducción al margen, y que la NVI nos da al margen
tanto «con» y «en» como otras variantes posibles.
La
razón por la que estas traducciones han escogido la palabra «por» ha sido
aparentemente por un deseo de evitar que apareciera dos veces bautismo en la
misma frase.
La
frase ya dice que este bautismo fue «en un cuerpo», y quizá los traductores
pensaron que parecía poco elegante decir: «en un Espíritu fuimos todos
bautizados en un cuerpo». Pero esto no debiera ser visto como una gran
dificultad, porque Pablo dice, refiriéndose a los israelitas: «y todos en
Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar» (1ª Co 10: 2), una expresión
muy similar en la que la nube y el mar son los «elementos» que rodearon o
abrumaron a los israelitas y Moisés significa la nueva vida de participación en
el pacto mosaico y en el compañerismo con el pueblo de Dios (dirigido por
Moisés) en el que los israelitas se encontraron metidos después de haber pasado
por la nube y el mar.
No es
que hubiera dos lugares para el mismo bautismo, sino que uno era el elemento en
el que fueron bautizados y el otro era el lugar en que se encontraron
participando después del bautismo. Esto es muy similar a 1ª Co 12: 13:
El
Espíritu Santo fue el elemento en el cual fueron bautizados, y el cuerpo de
Cristo, la iglesia, era el lugar en el que se encontraron participando después
del bautismo.
NOTA: En este contexto, en el cual él está hablando
repetidas veces acerca del Espíritu Santo y de los dones espirituales, no puede
haber duda de que se está refiriendo al Espíritu Santo.
Además del hecho de que esta frase griega que
encontramos en 1ª Corintios 12: 13 se traduce para referirse al bautismo por el
Espíritu Santo en todas las otras seis ocasiones, hay un argumento gramatical
que apoya la traducción «en un Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo»
en 1ª Co 12: 13:
Si Pablo hubiera querido decir que fuimos
bautizados por el Espíritu Santo, él hubiera usado una expresión diferente. Ser
bautizado «por» alguien en el Nuevo Testamento se expresa siempre mediante la
preposición hypo seguida por un nombre en genitivo.
Esta es la forma en que los escritores de! Nuevo
Testamento dicen que las personas fueron bautizadas por Juan el Bautista en el
río Jordán (Mt 3: 6; Mr 1: 5; Lc 3: 7), o que Jesús fue bautizado «pon) Juan
(Mt 3:13; Mr 1:9), o que los fariseos no se hicieron bautizara «pon) Juan (Lc
7: 30). O que Juan el Bautista le dijera a Jesús: «Yo soy el que necesita ser
bautizado por ti» (Mt 3: 14).
Por tanto, si Pablo hubiera querido decir que los
corintios todos habían sido bautizados por el Espíritu Santo él habría usado
hypo y el genitivo, no en y el dativo. (Es común en el Nuevo Testamento que el
agente que ejecuta la acción expresada por un verbo en pasivo se exprese usando
hypo y el genitivo.)
Encontramos más apoyo para este punto de vista de
que 1 Ca 12: 13 significa «en (o con) un Espíritu» en M.J. Harris«,
Prepositions and Theology in The Greek New Testament», en NIDNTT, vol, 3, p.
1.210.
Nos
parece, pues, apropiado concluir que 1ª Corintios 12: 13 también se refiere al
bautismo «en» o «con» el Espíritu Santo, y se está refiriendo a los mismos que
en los otros seis versículos mencionados.
Pero
esto tiene una implicación importante para nosotros: Significa que, en lo que
al apóstol Pablo se refiere, el bautismo por el Espíritu Santo tiene lugar en
la conversión.
Él
dice que todos los corintios fueron bautizados «por un solo Espíritu» y que el
resultado fue que se hicieron miembros del cuerpo de Cristo: «Todos fuimos
bautizados por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo» (1ª Co 12: 13).
«Bautismo por el Espíritu Santo», por tanto, debe referirse a la actividad del
Espíritu Santo al comienzo de la vida cristiana que cuando él nos da nueva vida
espiritual (en la regeneración) y nos limpia y nos lleva a apartamos del poder
y del amor al pecado (la etapa inicial de la santificación).
En
este sentido «bautismo por el Espíritu Santo» se refiere a todo lo que el
Espíritu Santo hace al comienzo de nuestra vida cristiana. Pero esto quiere
decir que no puede referirse a una experiencia después de la conversión, como
los pentecostales suelen interpretarlo.
Pero
entonces, ¿cómo entendemos la referencia al bautismo en el Espíritu Santo en
Hechos 1: 5 y 11: 16, que ambas se refieren al día de Pentecostés? ¿No fueron
estas dos ocasiones donde los discípulos, habiendo sido previamente regenerados
por el Espíritu Santo, experimentaron ahora una nueva habilitación de parte del
Espíritu Santo que los capacitaba para ministrar eficazmente?
NOTA: Howard M. Ervin, Conversion-Initiation and
the Baptism in the Holy Spirit (Peabody, Mss.: Hendrickson, 1984), pp. 98-102,
admite que 1ª Co 12: 13, sin importar cómo se traduzca, se refiere al comienzo
de la vida cristiana (él dice que es «iniciado», p. 101), pero entonces dice
que la siguiente frase: «ya todos se nos dio a beber de un mismo espíritu» se
refiere a la habilitación subsiguiente para el servicio.
También dice que e! uso que Pablo hace de la frase
«bautizados por un solo Espíritu» es diferente de! sentido que la frase tiene
en otros seis casos en que aparece en el Nuevo Testamento. De ese modo reconoce
la interpretación no pentecostal de 1ª Co 12: 13, pero todavía dice que Pablo
usa la frase con un sentido diferente. No obstante, este argumento no parece persuasivo.
Sería improbable que Lucas, que iba viajando como
compañero de Pablo a lo largo de mucha de la actividad misionera, y que se
encontraba probablemente en Roma con Pablo cuando él escribió el libro de
Hechos (Hch 28: 30-31), usaría la frase en un sentido diferente del de Pablo, o
que Pablo usaría esta frase en un sentido diferente que e! sentido que se
usaban de forma tan predominante en Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
Otro intento de evitar nuestra conclusión sobre 1ª
Co 12: 13 la encontramos en John P. Baker, Baptized in One Spirit (Plainfield,
N.].: Lagos Book, 1970), pp. 18-25, donde él argumenta que 1ª Co 12:13 no
significa que fuimos bautizados «en un solo cuerpo», sino que fuimos bautizados
«para un solo cuerpo de Cristo' (p. 24).
Pero el
argumento de Baker no es convincente, porque la palabra «porque» al comienzo
de! versículo 13.(RVR-60) muestra que debe haber un argumento que apoya al
versículo 12, donde Pablo dice que hay muchos miembros pero un solo cuerpo. Con
todo, a fin de que e! v. 13 muestre que todos los cristianos son parte de un
cuerpo, es necesario que el v. 13 comunique por qué somos todos miembros de un
cuerpo, y Pablo lo hace mostrando que todos somos bautizados en un cuerpo.
El punto de vista de Baker de que esto solo ocurre
con «algunos que ya son miembros del cuerpo de Cristo para capacitarlos para
funcionar eficazmente» (p. 24), no es convincente a la luz de la declaración de
Pablo de que «todos» los cristianos fueron bautizados en un solo cuerpo.
Además, el bautismo por el beneficio de un cuerpo
(que es esencialmente lo que Baker quiere decir) le da un sentido muy poco
común a la preposición eis, si Pablo quisiera decir eso, habríamos esperado
algo parecido a heneka, «Por amor de», o hiper y el genitivo, significando «en
nombre de o a favor de».
Es
verdad que los discípulos habían «nacido de nuevo» mucho antes del día de
Pentecostés, y en realidad probablemente mucho antes que Jesús soplara sobre
ellos y recibieran el Espíritu Santo según Juan 20: 22. Jesús había dicho:
«Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió» Gn 6: 44), pero
los discípulos habían ciertamente acudido a Cristo y le habían seguido (a pesar
de que su comprensión de quién era él aumentó gradualmente a lo largo del
tiempo).
No hay
duda de que cuando Pedro le dijo a Jesús: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios
viviente» (Mt 16:16), era evidente que había tenido lugar en su corazón alguna
clase de obra de regeneración del Espíritu Santo. Jesús le respondió: «Eso no
te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en el cielo» (Mt 16: 17).
Y
Jesús le había dicho al Padre en relación con sus discípulos: «Les he entregado
las palabras que me diste, y ellos las aceptaron; saben con certeza que salí de
ti, y han creído que tú me enviaste los preservaba y ninguno se perdió sino
aquel que nació para perderse, a fin de que se cumpliera la Escritura» Gn 17:
8, 12).
Los
discípulos eran en ocasiones «hombres de poca fe» (Mt 8: 26), ¡pero tenían fe!
No hay duda que ellos fueron regenerados mucho antes del día de
Pentecostés."
Pero
debemos damos cuenta que el día de Pentecostés es mucho más que un evento
individual en la vida de los discípulos de Jesús y de los que estaban con
ellos. El día de Pentecostés fue el punto de transición entre la obra y
ministerio del Espíritu Santo en el antiguo pacto y su obra y ministerio en el
nuevo pacto.
Por
supuesto, el Espíritu Santo estuvo activo a lo largo del Antiguo Testamento,
moviéndose sobre la faz de las aguas en el primer día de la creación (Gn 1: 2),
capacitando a las personas para servir a Dios y para tareas de liderazgo y
profecía (Éx 31: 3; 35: 31; Dt 34: 9;Jue 14: 6; 1S 16: 13; Sal 51: 11,). Pero
durante ese tiempo la obra del Espíritu Santo en la vida individual fue, en
general, una obra de menos poder.
Hay
varias indicaciones de una obra menos poderosa y menos extensa del Espíritu
Santo en el antiguo pacto: El Espíritu Santo vino solo sobre unas pocas
personas con poder significativo para el ministerio (por ejemplo, Nm 11:
16-17), pero Moisés anhelaba el día cuando el Espíritu Santo seria derramado
sobre todo el pueblo de Dios: «¿Estás celoso por mí? ¡Cómo quisiera que todo el
pueblo del Señor profetizara, y que el Señor pusiera su Espíritu en todos
ellos!» (Nm 11: 29).
La
capacitación del Espíritu Santo para ministerios especiales se podía perder,
como sucedió en la vida de Saúl (1ª S 16: 14), y como David temió que pudiera
ocurrir en su propia vida (Sal 51: 11).
NOTA: CuandoJesús sopló sobre sus discípulos y les
dijo: «reciban el Espíritu Santo» (Jn 20:20), es probable que fuera una acción
profética de lo que les ocurriría más tarde en Pentecostés. En este mismo
contexto en realidad en el versículo inmediato anterior-Jesús les había dicho
algo que no sucedería hasta
Pentecostés: «Como el Padre me envió a mí, así yo
los envío a ustedes» (Jn 20: 21). Pero del mismo modo que él les dijo esto
antes de que haber ascendido al cielo, no los envió a predicar el evangelio por
todo el mundo hasta que llegó el dia de Pentecostés. De manera que sus palabras
estaban anticipando lo que ocurriría en Pentecostés.
Es mejor entender las palabras en la frase
siguiente: «Reciban el Espíritu Santo» en la misma manera, que Él estaba
anticipando algo que tendría lugar en el dia de Pentecostés. En ese dia ellos
recibirían la plenitud del nuevo pacto y el poder del Espíritu Santo, una
habilitación muy superior del Espíritu Santo que la que había jamás
experimentado antes.
14No estoy diciendo que la experiencia de
regeneración de los creyentes en el viejo pacto era exactamente la misma que la
de los creyentes en el nuevo pacto. Si bien las consideraciones mencionadas en
el siguiente estudio indican una obra menos poderosa del Espíritu Santo en el
viejo pacto, definir la naturaleza de las diferencias resulta dificil, puesto
que las Escrituras nos dan poca información explícita acerca de ello.
Pero el hecho de que hubiera algo de fe salvadora
en los creyentes del antiguo pacto nos lleva a pensar que tenía que haber
alguna obra de regeneración del Espíritu Santo en ellos, capacitándolos para
creer. (Vea el estudio de la regeneración en el capítulo 34)
En
términos de poder espiritual en la vida del pueblo de Dios, había poco poder
sobre el dominio de Satanás, lo que resultó en muy poca evangelización eficaz
de las naciones alrededor de Israel, y nada de capacidad para expulsar
demonios.
La
obra del Espíritu Santo en el antiguo pacto estuvo casi completamente confinada
a Israel, pero en el nuevo pacto se crea una nueva «morada de Dios por su
Espíritu» (Ef. 2: 22), que es la iglesia, que a judíos y gentiles en el cuerpo
de Cristo.
Además,
el pueblo de Dios en el Antiguo Testamento miraba al futuro a una era de «un
nuevo pacto» cuando la obra del Espíritu Santo sería mucho más poderosa y mucho
más extensa (Nm 11:29; Jer 31: 31-33; Ez 36: 26-27; Jl 2: 28-29).
Cuando
se abre el Nuevo Testamento, vemos a Juan el Bautista como el último de los
profetas del Antiguo Testamento. Jesús dijo: «Les aseguro que entre los
mortales no se ha levantado nadie más grande que Juan el Bautista. Porque todos
los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. Y si quieren aceptar mi palabra,
Juan es el Elías que había de venir» (Mt 11: 11-14).
Juan
sabía que él bautizaba con agua, pero que Jesús bautizaría con el Espíritu
Santo (Lc 3: 16). Así, pues, Juan el bautista estaba viviendo todavía en una
experiencia del «antiguo pacto» en cuanto a la obra del Espíritu Santo.
En la
vida de Jesús, vemos por primera vez el poder del Espíritu Santo actuando en el
nuevo pacto. El Espíritu Santo desciende sobre él en el bautismo (Lc 3: 21-22),
y después de sus tentaciones «regresó a Galilea en el poder del Espíritu» (Lc
4:14).
Entonces
empezamos a ver cómo será ese poder del Espíritu Santo en el nuevo pacto,
porque Jesús arroja demonios de la vida de las personas mediante su palabra,
sana a los enfermos que le llevan y enseña con una autoridad que las personas
no había escuchado antes (vea Lc 4: 16-44).
Los
discípulos, sin embargo, no recibieron la plenitud de ese poder del nuevo pacto
para el ministerio hasta el día de Pentecostés, porque Jesús les dijo que
esperaran en Jerusalén, y les promete: «Pero cuando venga el Espíritu Santo
sobre ustedes, recibirán poder» (Hch 1: 8). Esta también fue una transición en
la vida de los discípulos (vea Jn 7:39; 14:17; 16:7; HH. 2: 16).
La
promesa de Joel de que el Espíritu Santo vendría con plenitud en el nuevo pacto
se cumplió (Hch 2: 16) al regresar Jesús al cielo se dio la autoridad para el
derramamiento del Espíritu santo en esta nueva plenitud y poder (Hch 2: 33).
¿Cuál
fue el resultado en la vida de los discípulos? Estos creyentes, que habían
tenido una experiencia del Espíritu Santo en sus vidas menos poderosa en el
antiguo pacto, recibieron en el día de Pentecostés una experiencia más poderosa
del nuevo pacto de la obra del Espíritu Santo en sus vidas." Recibieron un
poder mucho más grande (Hch 1: 8), poder para vivir la vida cristiana y para
llevar a cabo el ministerio cristiano.
NOTA: Lo más cercano que tenemos a la expulsión de
demonios en el Antiguo Testamento es la situación en la que el espíritu maligno
que atormentaba a Saúl se apartaba de él siempre que David tocaba el arpa (1ª
S. 16: 23), pero esto es difícilmente equivalente a la expulsión eficaz y
permanente de demonios que vemos en el Nuevo Testamento.
Por supuesto, hubo ejemplos en el Antiguo
Testamento de ciertos líderes que fueron muy dotados por Dios y habilitados por
el Espíritu Santo, tales como Moisés, David y Daniel, muchos de los profetas
que escribieron, e incluso Sansón, que recibieron poderes poco comunes del
Espíritu Santo para ministerios específicos.
Pero sus experiencias no fueron las típicas del
vasto número de personas de Dios que fueron salvadas por fe al mirar hada el
futuro a la venida del Mesías prometido, pero que no tuvieron el derramamiento
del Espíritu como lo experimentamos hoy en el poder del nuevo pacto.
La
transición de la experiencia del antiguo pacto con el Espíritu Santo a la
experiencia con el Espíritu Santo en el nuevo pacto la podemos ver en el cuadro
39. 1. 18.
En
este diagrama, la línea más fina en la parte inferior representa la obra menos
poderosa del Espíritu Santo en la vida de los individuos durante el antiguo
pacto.
La
línea más gruesa que empieza en Pentecostés muestra la obra más poderosa del
Espíritu Santo en la vida de las personas después de ese tiempo. Las líneas que
corresponden a «este siglo» y «el siglo venidero» se traslapan ahora porque los
poderes del siglo venidero han empezado en este presente siglo malo, de forma
que los cristianos viven durante una «superposición de siglos».
Las
líneas de puntos antes de Pentecostés indican que en la vida de Jesús la obra
más poderosa del Espíritu Santo había ya empezado en una manera que anticipaba
(y aun sobrepasaba) lo que vendría en Pentecostés.
Este
poder del nuevo pacto les dio a los discípulos una mayor eficacia en sus
testimonios y ministerios (Hch 1:8; Ef 4:8, 11-13), un poder muy superior para
la victoria sobre la influencia del pecado en la vida de los creyentes (note el
énfasis en el poder de la resurrección de Cristo en la obra dentro de nosotros
en Romanos 6:11-14; 8: 13-14; Gá 2: 20; Fil 3: 10), y poder para vencer a
Satanás y las fuerzas demoníacas que atacarían a los cristianos (2ª Co 10: 3-4;
Ef 1: 19-21; 6: 10-18; 1ª Jn 4: 4).
Este
poder del Espíritu Santo en el nuevo pacto resultó también en una distribución
amplia y hasta esa fecha desconocida de los dones para el ministerio de todos
los creyentes (Hch2: 16-18; 1ª Co 12: 7, 11; 1ª P 4: 101 Nm 11: 17,24-29).
Estos dones también tuvieron implicaciones corporativas, pues la intención no
era que se usaran individualmente sino para la edificación del cuerpo de Cristo
(1ª Co 12: 7; 14: 12).
También
significaba que el evangelio ya no estaba limitado efectivamente a los judíos,
sino que todas las razas y naciones escucharían el evangelio en poder y serían
incorporados a la iglesia para la gloria de Dios (Ef. 2:11-3: 10). El día de
Pentecostés fue ciertamente un tiempo extraordinario de transición en toda la
historia de la redención como se registra en las Escrituras. Fue un día notable
en la historia del mundo, porque en ese día el Espíritu Santo empezó a
funcionar entre el pueblo de Dios con el poder del nuevo pacto.
Pero
este hecho nos ayuda a entender lo que les ocurrió a los discípulos en
Pentecostés. Ellos recibieron este extraordinario nuevo poder del Espíritu
Santo porque estaban viviendo en el tiempo de transición entre la obra del
Espíritu Santo en ti antiguo pacto y la obra del Espíritu Santo en el nuevo
pacto.
Aunque
fue una «segunda experiencia» del Espíritu Santo, que vino mucho después de su
conversión, no hay que tomarlo como un modelo para nosotros, porque nosotros no
estamos viviendo en un tiempo de transición en la obra del Espíritu Santo.
En su
caso, los creyentes con una habilitación del Espíritu Santo del antiguo pacto
se convirtieron en creyentes con un nuevo poder del Espíritu Santo en el nuevo
pacto. Pero 'nosotros hoy no empezamos a ser creyentes con una obra del
Espíritu Santo más débil en nuestros corazones, correspondiente al antiguo
pacto, y esperamos hasta algún momento más tarde a recibir la obra del Espíritu
Santo en el nuevo pacto.
Más
bien, nosotros estamos en la misma posición como aquellos que se hicieron
cristianos en la iglesia de Corinto: Cuando nos hacemos cristianos todos somos «bautizados
por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo» (1ª Co 12: 13), como
sucedió con los creyentes corintios, y como aconteció con todos los nuevos
creyentes en las muchas iglesias que se formaron durante los viajes misioneros
de Pablo.
En conclusión,
los discípulos ciertamente experimentaron «un bautismo por el Espíritu Santo»
después de la conversión en el día de Pentecostés, pero esto sucedió porque
estaban viviendo en un momento único en la historia, y este suceso en sus vidas
no es, por tanto, una pauta que nosotros tenemos que procurar e imitar,
¿Qué
diremos acerca de la frase «bautismo por el Espíritu Santo»? Es una frase que
los autores del Nuevo Testamento usaron acerca del poder que venía del Espíritu
Santo en el nuevo pacto. Sucedió en Pentecostés para los discípulos, pero
sucedió en la conversión para los corintios y para nosotros.
No es
una frase que usarían los autores del Nuevo Testamento para hablar de una
experiencia posterior a la conversión de habilitación por el Espíritu Santo.
NOTA: Ervin, Conversión Iniciación, pp. 14, 15-19,
objeta diciendo que este nuevo pacto no empezó en Pentecostés sino antes en el
tiempo de la muerte de Jesús, pero no capta lo que se dice. Nosotros no estamos
argumentando que el nuevo pacto en sí mismo empezara en el día de Pentecostés,
sino que la nueva experiencia del nuevo pacto con el Espíritu Santo sí empezó
en Pentecostés, porque fue en ese momento que Jesús derramó el Espíritu Santo
con la plenitud y poder del nuevo pacto (Hch 2: 33; 1: 4-5).
Edwin también objeta que los discípulos en
Pentecostés recibieran «poder para la misión» de parte del Espíritu Santo, para
entraren el nuevo pacto (pp. 17-18). Pero aquí Edwin ha planteado una falsa
dicotomía: No es esto/ o lo otro, sino ambos/y. En Pentecostés los discípulos
entraron en una experiencia del nuevo pacto con el Espíritu Santo y (por
supuesto) recibieron un nuevo poder para ministrar con esa experiencia del
Espíritu Santo.
Debido a su asociación con Jesús, los discípulos
también recibieron una anticipación del poder del Espíritu Santo para después
de Pentecostés cuando ellos empezaron a sanar enfermos y echar demonios (cf. Le
9: 1; 10: 1, 8, 17-10, Y muchos otros versículos).
Cuando el Espíritu Santo viene con poder
generalmente viene sobre grupos más bien que sobre individuos aislados (vea Hch
2:4; 8:17; 10:44; 19:6; pero la conversión de Saulo es diferente, vea Hch
9:17-18). El resultado evidente del derramamiento del Espíritu Santo en esta
manera, fue una nueva comunidad llena de amor unos por otros (vea Hch 2:
41-47).
C. ¿CÓMO DEBEMOS ENTENDER LA «SEGUNDA EXPERIENCIA» EN HECHOS?
Pero
aun si nosotros hemos entendido correctamente la experiencia de los discípulos
en Pentecostés como aparece registrada en Hechos 2, ¿no hay otros ejemplos de personas
que han tenido una «segunda experiencia» del poder del Espíritu Santo después
de la conversión, tales como los creyentes en Hechos 8 (en Samaria), Hechos 10
(la familia de Comelio) y Hechos 19 (1os discípulos efesios)?
Estos
no son tampoco en realidad ejemplos convincentes para probar la doctrinal
Pentecostal del bautismo por el Espíritu Santo. Primero, la expresión «bautismo
por el Espíritu Santo» no se usa generalmente para referirse a ninguno de estos
sucesos," Y eso debiera hacemos vacilar un poco para aplicar esa frase a
ello. Pero lo que es más importante, un examen más detallado a cada caso nos
muestra más claramente lo que estaba sucediendo en estos acontecimientos.
En
Hechos 8:4-25 los samaritanos «creyeron a Felipe, que les anunciaba las buenas
nuevas del reino de Dios y el nombre de Jesucristo» y «tanto hombres como
mujeres se bautizaron» (Hch 8: 12). Algunos han argumentado que esta no era
genuina fe salvadora de parte de los samaritanos.
Sin
embargo, no hay indicación en el texto de que Felipe tuviera una compresión
deficiente del evangelio (él había sido un creyente prominente en la iglesia de
Jerusalén) ni de que Felipe mismo pensara que su fe en Cristo fuera inadecuada,
porque él permitió que se bautizaran (Hch 8: 12).
Un
mejor entendimiento de este suceso sería que Dios, en su providencia y
soberanía, esperó a dar directamente la experiencia del poder del Espíritu
Santo del nuevo pacto a los samaritanos por medio de las manos de los apóstoles
(Hch. 8: 14-17)" a fin de que su poder fuera evidente para los más altos
líderes de la iglesia En Jerusalén y los samaritanos no fueran considerados
miembros de segunda clase, sino de pleno derecho de la iglesia.
NOTA: Mi estudiante James Renehan ha argumentado
(en un amplio trabajo escrito) que el bautismo en el Espíritu Santo, si bien
tiene lugar al mismo tiempo que la conversión, debiera, no obstante, ser
considerado un elemento distintivo en el «orden de la salvación. (La lista de
cosas que nos ocurren en la experiencia de la salvación.
Él dice que el bautismo por el Espíritu no es
exactamente lo mismo como con los otros elementos en el orden de la salvación
(tales como la regeneración o la conversión), y puede ser también llamado
«recibir el Espíritu Santo. (Vea Hch 8: 15-16; 19: 2,6; Ro 8: 9,11; Gá 3: 2).
Es evidente que la idea de Renihan no es la
doctrina carismática de un bautismo en el Espíritu subsiguiente a la conversión
(porque él dice que siempre acompaña a la conversión genuina y siempre ocurre
al mismo tiempo que la conversión). La sugerencia es muy interesante y, aunque
al presente, no la he adoptado en este capítulo, pienso que merece que se le
preste más consideración. No sería incoherente con mi argumentación general en
este capítulo.
La única excepción es Hechos 11: 15-17. Si bien
este pasaje no pide explícitamente que descienda sobre la familia de Camelia un
«bautismo en el Espíritu Santo., cuando Pedro dice: «el Espíritu Santo
descendió sobre ellos tal como al principio descendió sobre nosotros. (11: 15)
y luego recuerda las palabras de Jesús, está diciendo implícitamente con
claridad que los miembros de la familia de Camelia fueron bautizados por el
Espíritu Santo cuando él les predicó el evangelio (vea Hch 10: 44-48).
Esto
era muy importante a causa de la animosidad histórica entre los judíos y los
samaritanos (Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí), Jn 4:9), y
porque Jesús había especificado que la extensión del evangelio a Samaria sería
el siguiente gran paso después de que fuera predicado en Jerusalén y la región
de Judea que rodeaba a Jerusalén: «Serán mis testigos tanto en Jerusalén como
en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra» (Hch 1:8).
De
modo que los sucesos en Hechos 8 fue una especie de «Pentecostés samaritano»,
un derramamiento especial del Espíritu Santo sobre las personas de Samaria, que
eran una raza mezclada de descendientes judíos y gentiles, de manera que sería
evidente para todos que el poder y las bendiciones plenas del Espíritu Santo en
el nuevo pacto habían venido también a este grupo de personas, y que no estaban
confinados solo para los judíos.
Debido
a que este es un suceso especial en la historia de la redención, al irse
repitiendo el modelo de Hechos 1: 8 en el libro de Hechos, no es un modelo para
que se repita entre nosotros hoy. Es solo parte de la transición entre la
experiencia del Espíritu Santo en el antiguo pacto y la nueva experiencia del
Espíritu Santo en el nuevo pacto.
La
situación en Hechos 10 es menos complicada, porque no está ni siquiera claro
que Comelio fuera un creyente genuino antes de que Pedro llegara y les
predicara el evangelio a él y su familia. Es evidente que él no había confiado
en Cristo para salvación. Él es más bien un gentil que fue uno de los primeros
ejemplos de cómo el evangelio llegaría «hasta los confines de la tierra» (Hch
1: 8).
Está
claro que Comelio no había creído antes en la muerte y resurrección de Cristo
para su salvación y que más tarde tuviera una segunda experiencia después de su
conversión.
En
Hechos 19, nos encontramos una vez más con una situación de algunas personas
que no habían oído en realidad acerca del evangelio de la salvación por medio
de Cristo. Ellos habían sido bautizados con el bautismo de Juan el Bautista
(Hch 19: 3), así que probablemente eran personas que habían oído predicar a
Juan el Bautista, o que habían hablando con algunos que habían escuchado
predicar a Juan el Bautista, y habían sido bautizados con «el bautismo de Juan»
(Hch 19: 3) como una señal de que se habían arrepentido de sus pecados y estaban
preparados para la venida del Mesías.
Al
parecer ellos no sabían nada de la muerte y resurrección de Cristo, porque ni
siquiera habían oído hablar del Espíritu Santo (Hch 19: 2), un hecho que
cualquiera que hubiera estado presente en Pentecostés O hubiera escuchado el
evangelio después de Pentecostés sabría. Es probable que ellos ni siquiera
supieran que Jesús había venido, había ministrado y muerto en la cruz, porque
Pablo tuvo que explicárselo: «El bautismo de Juan no era más que un bautismo de
arrepentimiento.
Él le
diga al pueblo que creyera en el que venía después de él, es decir, Jesús» (Hch
19: 4). Por tanto, estos «disópu1os» en Éfeso no tenían conocimiento ni
entendimiento del nuevo pacto o de la fe del nuevo pacto, y desde luego no
tenían una experiencia del poder del Espíritu Santo en el nuevo pacto, eran
«discípulos» solo en el sentido de seguidores de Juan el Bautista que estaban
todavía esperando al Mesías.
Cuando
oyeron acerca de él creyeron en él, y entonces recibieron el poder del Espíritu
Santo que era apropiado para el evangelio del Señor Jesucristo resucitado.
Debido
a esto, estos discípulos en Éfeso no son un modelo a seguir para nosotros hoy,
porque nosotros no desarrollamos primero una fe en un Mesías que estamos
esperando, y luego más tarde nos enteramos que ese Jesús ya ha venido, ha
vivido, ha muerto y resucitado. Llegamos inmediatamente a un entendimiento del
evangelio, y entramos inmediatamente en una experiencia del nuevo pacto en
cuanto al poder del Espíritu Santo.
Parece,
por tanto, que no hay textos en el Nuevo Testamento que nos animen a buscar una
segunda experiencia del «bautismo por el Espíritu Santo» que venga después de
la conversión.
NOTA: Aun si nosotros le consideramos a él como
teniendo una cierta clase de fe del antiguo pacto en el Mesías Judío que iba a
venir, esto solo mostrarla que él es un ejemplo más de alguien que habla tenido
una experiencia primera del Espíritu Santo del antiguo pacto y que luego llegó
a una experiencia del Espíritu Santo del nuevo pacto.
D. ¿QUÉ TÉRMINOS USAREMOS PARA REFERIMOS A LA HABILITACIÓN POR EL
ESPÍRITU SANTO QUE VIENE DESPUÉS DE LA CONVERSIÓN?
En las
secciones anteriores hemos argumentado que «bautismo en el Espíritu Santo» no
es la expresión que los autores del Nuevo Testamento usaron para hablar de la
obra del Espíritu Santo después de la conversión, y que los ejemplos de
«segundas experiencias» de recibir el Espíritu Santo en el libro de Hechos no
son modelos para que nosotros los imitemos en nuestra vida cristiana.
Pero
la cuestión permanece: «¿Qué es lo que realmente está ocurriendo con millones
de personas que afirman que han recibido el 'bautismo en el Espíritu
Santo" y que ha traído tanta bendición a sus vidas? ¿Podría ser que esto
ha sido una obra genuina del Espíritu Santo pero que las categorías y ejemplos
bíblicos para ilustrarlo han sido incorrectos?
¿Pudiera
ser que hubiera otras expresiones y enseñanzas bíblicas que apuntan a esta
clase de obra del Espíritu Santo después de la conversión y que nos ayudan a
entenderlo de forma más exacta?» Yo pienso que las hay, pero antes de ponemos a
examinarlas, es apropiado que comentemos sobre la importancia de tener un
entendimiento correcto sobre este punto.
NOTA: En cuando a Hechos 19: 1-7, Ervin, Conversion
Initiation, pp. 55-59, objeta que estos discípulos fueron primero bautizados y
entonces, cuando Pablo les impuso las manos, recibieron el poder del Espíritu
Santo. Quizá tengamos que admitir que eso es cierto, pero los dos sucesos
estuvieron tan cercanos el uno al otro en el tiempo que es dificil hacer una
clara separación de ellos, y desde luego no encaja en el modelo común
pentecostal de instrucción y oración, a veces de semanas o meses o años después
de la conversión, buscando un subsiguiente bautismo en el Espíritu Santo.
Si les hubiéramos preguntado a ellos más tarde si
su bautismo en el Espíritu Santo fue «subsiguiente. A sus conversión, ellos
probablemente dirían que fue al mismo tiempo, así de estrechamente conectados
estuvieron estos sucesos en la secuencia histórica real.
1. LA IGLESIA QUEDA DAÑADA POR LA ENSEÑANZA DE DOS CLASES DE CRISTIANISMO.
En
varios momentos de la historia de la iglesia los cristianos han intentado
dividir a la iglesia en dos categorías de creyentes. Esto es lo que en efecto
ha sucedido con la doctrina pentecostal del bautismo en el Espíritu Santo que
muestra al mundo dividido entre cristianos y no cristianos, y entonces muestra
a los cristianos divididos en dos categorías: Creyentes comunes y creyentes
bautizados en el Espíritu.
Pero
esa división de los cristianos en dos categorías no es un entendimiento único
que encontramos solo en la enseñanza pentecosta1 en el siglo XX. En realidad,
mucho de la enseñanza pentecostal surgió de anteriores grupos de santidad que
habían enseñado que los cristianos podrían ser o bien creyentes comunes o
creyentes «santificados».
Otros
grupos han dividido a los creyentes usando otras categorías, tales como las de
cristianos comunes y los que están «llenos del Espíritu », o cristianos comunes
y los que son «discípulos», o cristianos «carnales» y «espirituales». De hecho,
la Iglesia Católica Romana por siglos ha tenido no dos sino tres categorías:
los creyentes comunes, los sacerdotes y los santos.
No en
ninguna enseñanza oficial, sino en la actitud y la práctica, en círculos
reformados: La división entre los cristianos comunes y los que son
«verdaderamente reformados».
Aunque
aquellos que enseñan la perspectiva clásica pentecostal del bautismo en el
Espíritu Santo puede que nieguen que estén intentando dividir a los cristianos
en dos categorías, esa división es implícita cada vez que ellos preguntan a
alguien si ha sido bautizado en el Espíritu Santo o no. Ese tipo de preguntas
sugieren fuertemente que hay dos grupos de cristianos, los que han
experimentado el «bautismo en el Espíritu Santo» y los que no lo han
experimentado.
¿Cuál
es el problema con ver a los cristianos como existiendo en dos categorías como
estas ¿El problema está en que contribuye a una mentalidad de iglesias de
«nosotros-ellos», y lleva a los celos, el orgullo y la división.
No
importa cuán cuidadosos y considerados traten de ser estas personas que han
recibido esta habilitación especial del Espíritu Santo para con aquellos que no
lo han recibido, si ellos aman sinceramente a sus hermanos en Cristo, y si esta
ha sido una experiencia de gran ayuda en sus propias vidas cristianas, no van a
poder evitar dar la impresión de que les gustaría compartir esa experiencia con
ellos.
Aun si
ellos no son orgullosos en sus corazones (y a mí me parece que la mayoría no lo
son) con respecto a esa experiencia, esa convicción de que hay una segunda
categoría de cristianos llevará inevitablemente a una impresión de superioridad
espiritual. No obstante, habrá probablemente un sentido de envidia de parte de
aquellos que no han tenido una experiencia así.
En ese
caso, se fomenta una visión de dos grupos dentro de la iglesia, y recibe algo
de credibilidad la repetida acusación que se hace en contra del movimiento
carismático de dividir. En realidad, las divisiones ocurren con frecuencia en
las iglesias.
La
objeción principal a esta posición es que el Nuevo Testamento mismo no enseña
esos dos niveles o dos clases de cristianismo. En ninguna parte en las
epístolas leemos de Pablo o Pedro diciendo a una iglesia que está teniendo
problemas: «Todos ustedes necesitan ser bautizados en el Espíritu Santo.
En
ninguna parte le oímos al Señor Jesús resucitado decirles a las iglesias
débiles y con dificultades en Apocalipsis 2-3: «Pedidme que os bautice con el
Espíritu Santo». Resulta difícil evitar la conclusión de que dos clases o
niveles de cristianos enseñada por todos estos grupos a lo largo de la historia
no tenga ningún fundamento sólido en el mismo Nuevo Testamento.
2. HAY MUCHOS GRADOS DE HABILITACIÓN, COMUNIÓN CON DIOS Y MADUREZ
CRISTIANA PERSONAL.
¿Hay
un modelo mejor de entender los varios grados de madurez, poder y comunión con
Dios que los cristianos experimentan? Si estamos dispuestos a eliminar las
categorías que nos llevan a pensar que los cristianos están en un grupo u otro,
un modelo mejor lo podemos ver representado en el cuadro.
Este
cuadro muestra al mundo dividido en cristiano y no cristianos, pero entre los
cristianos no hay categorías en las que podamos poner a los creyentes y
dividirlos en grupos específicos. Más bien, hay cristianos en todos los puntos
a lo largo de una escala de madurez cristiana creciente (santificación), una
intimidad creciente de compañerismo en su caminar con Dios (un aspecto de la
adopción), y una mayor experiencia del poder del Espíritu Santo obrando en sus
vidas y ministerios.
La
vida cristiana debiera ser una de crecimiento en todas estas áreas al ir
progresando a lo largo de la vida. Para muchas personas ese crecimiento será
gradual y progresivo, y se extenderá a lo largo de los años de sus vidas.
NOTA: Para ser más precisos necesitamos reconocer
que podemos crecer en algunos aspectos de la vida cristiana y no crecer en
otros, un solo cuadro es, por tanto, inadecuado para mostrar todo esto, Por
ejemplo, los cristianos pueden crecer en poder, pero no en santidad (como
sucedió con los creyentes en la iglesia de Corinto), o las personas pueden
crecer en conocimiento pero no en poder, o en conocimiento pero no en santidad
de vida (algo que trágicamente sucede a algunos -pero, por supuesto, no todos-
estudiantes en los seminarios teológicos, y en algunos pastores que hacen
excesivo hincapié en los logros académicos).
O una persona puede crecer en comunión personal con
Dios, pero no en el conocimiento de las Escrituras (lo cual ocurre cuando se
pone mucho énfasis en un pietismo intenso). O alguien puede crecer en santidad
de vida pero no en poder o en el uso de los dones espirituales.
Como podemos ver son posibles toda clase de
combinaciones, pero necesitaríamos varios cuadros para mostrarlo en una forma
esquemática. Por amor de la simplicidad he representado solo el «crecimiento
cristiano.
A. ¿CÓMO DEBIÉRAMOS ENTENDER
LA EXPERIENCIA CONTEMPORÁNEA?
¿Qué
ha ocurrido entonces con las personas que dicen que han experimentado un
«bautismo en el Espíritu Santo» que ha traído gran bendición para sus vidas?
Debemos
entender primero lo que comúnmente se enseña acerca de la necesidad de
prepararse para el bautismo en el Espíritu. Con mucha frecuencia se les enseña
a las personas que deben confesar todos sus pecados conocidos, arrepentirse de
cualquier pecado quede en sus vidas, confiar en Cristo para el perdón de esos pecados,
dedicar al servicio del Señor cada área de sus vidas, rendirse completamente a
él, y creer que Cristo va a darles poder en una forma nueva y capacitarlos con
nuevos dones para el ministerio.
Entonces
después de esa preparación, se les anima a que le pidan a Jesús en oración que
los bautice en el Espíritu Santo. ¿Pero qué es lo que hace esta preparación?
¡Eso
es una receta garantizada de crecimiento importante en la vida cristiana!
Una
confesión así, arrepentimiento, renovación de compromiso, y esa fe y
expectación cultivadas, si son sinceras, solo pueden traer resultados positivos
en la vida del creyente. Si un cristiano es sincero en estos pasos de
preparación para recibir el bautismo en el Espíritu Santo, habrá sin duda
crecimiento en santificación y profundización en la comunión con Dios.
Además
de eso, podemos esperar que en muchas de esas ocasiones el Espíritu Santo va a
conceder amorosamente la medida de plenitud y poder que ese cristiano sincero
está buscando, incluso aunque su entendimiento y vocabulario teológicos sean
imperfectos en el momento de pedirlo.
Si
esto sucede, ellos pueden experimentar también un crecimiento en el poder para
el ministerio y en dones espirituales. Podríamos decir que una persona se ha
movido del punto A al punto Ben el cuadro 39.6 y ha dado un gran paso hacia
adelante en su vida cristiana.
Por
supuesto, la oración, el estudio bíblico y la adoración parecerán mucho más
significativos. Habrá sin duda mucho más fruto en la evangelización y en otras
formas de ministerio. Pero es importante reconocer que alguien que se ha movido
del punto A al punto B en el cuadro se encuentra ahora en una categoría
separada de cristianos tales como un grupo de los que han sido (bautizados en
el Espíritu Santo) y que son, por tanto, diferentes de los que no han tenido
una experiencia así.
Puede
haber otro cristiano en la misma iglesia que nunca ha dado un paso tan grande
de crecimiento, pero que, obstante, ha mantenido un crecimiento estable durante
los últimos cuarenta años de su vida cristiana y ha llevado al crecimiento
espiritual mejor que los que tienen experiencias ya mencionadas.
Aunque
esa persona no ha tenido ninguna experiencia como los pentecostales llaman un
(bautismo en el Espíritu Santo), él o ella está todavía más avanzado en el
camino del crecimiento cristiano que le joven cristiano que ha sido
recientemente (bautizado en el Espíritu Santo) según la terminología
pentecostal, sea como sea ninguno puede decir que está más adelantado, y yo
diría que el que ha crecido en el conocimiento y aplica y sirve es él que está
mejor adelantado, y creo que no podemos calificar por categorías sino por un
servicio agradable al Señor.
El
movimiento pentecostal ha llevado la enseñanza sobre el bautismo del Espíritu
Santo al seno de la iglesia más liberales donde por muchos años no había una
proclamación clara del evangelio de la salvación solo por la fe en Cristo y
donde no se ha enseñado a las personas a creer completamente en la Biblia como
la palabra de Dios para nosotros. En tales casos muchas de las personas en esas
iglesias nunca han experimentado la fe salvadora, se encuentran en un caos
espiritual por el cual puede estar en oscuridad de la verdad bíblica.
Cuando
un representante del movimiento carismático de renovación llega a esas iglesia
y les dica que pueden experimentar una nueva vitalidad en sus vidas cristianas,
y les dice que la preparación es arrepentirse de todos los pecados conocidos, y
pedir perdón a Cristo de esos pecados conocidos, y confiar en Él para que los
perdone y dedicar sus vidas por completo a Cristo como su señor, ellos
responden con entusiasmo.
Después
oran y piden que los bautice en el espíritu Santo, el resultado real es que se
mueven a un lugar, mejor como nueva experiencia en la vida. Han sido bautizados
en el verdadero sentido del N. T. Al dia siguiente es casi imposible
mantenerlos callados porque están muy entusiasmados. De repente leer la Biblia
se ha convertido en algo significativo, de repente orar se ha hecho algo real.
De repente conocen la experiencia de la presencia de Dios en sus vidas.
De
repente la adoración se ha convertido en une experiencia de profundo gozo y co
frecuencia han empezado a experimentar dones espirituales que no habían
conocido antes. No en balde el movimiento de renovación carismático ha
inyectado tanto entusiasmo ( y co frecuencia mucha controversia) a tantas
parroquias católicas romanas y muchas iglesia del las denominaciones
tradicionales.
Aunque
podemos discrepar con la manera en que esta enseñanza es en realidad
presentada, nadie debería negar los buenos resultados que han venido a estas
iglesias como consecuencia a ello.
B ¿QUÉ TÉRMINOS DEBIÉRAMOS
USAR HOY?
Ahora
podemos entender porque es tan importante nuestro uso de términos para
describir esta experiencia y categoría de entendimiento que ponemos en ello. Si
usamos la terminología tradicional pentecostal de (bautismo del Espíritu Santo)
entonces casi inevitablemente terminamos con un cristianismo de dos categorías,
porque esto es visto como una experiencia común que puede que en verdad debiera
ocurrirles a los cristianos en algún momento de sus vidas y, una vez ha
sucedido, no necesita ser repetida.
Se ve
como una experiencia única de habilitación para el ministerio que es distinta
de la experiencia de hacerse cristiano, y las personas o bien han tenido esa
experiencia o no la han tenido. Especialmente cuando esa experiencia se
describe en términos de lo que les ocurrió a los discípulos en pentecostés en
hechos 2 (que fue claramente una experiencia de una sola vez para ellos), los
Samaritanos en Hechos 8, y a los discípulos en Efesios en Hechos 19, está
claramente implícito que este es un suceso que ocurre una vez que habilita a
los creyentes para el ministerio, pro que también los pone en una categoría
separada o grupo del que eran antes de esa experiencia. El uso de la expresión
(el bautismo en el Espíritu Santo) inevitablemente implica dos grupos de
cristianos.
Pero
si nosotros estamos en lo correcto en cuanto al entendimiento de la experiencia
que han tenido millones de personas en la renovación carismática como un gran
paso de crecimiento en sus vidas cristianas, entonces alguna otra expresión que
la de (bautismo en el Espíritu Santo) parecería ser más apropiada. Pueden haber
varias expresiones que podríamos usar, siempre y cuando que permitan la
repetición, varios grados de intensidad, y de desarrollo más allá de esa
experiencia.
Nosotros
y hemos usado una expresión: un gran paso de crecimiento, en varios aspectos de
la vida cristiana, debido a que esta frase habla de un gran paso de
crecimiento, no puede ser mal entendida
como refiriéndose a una sola experiencia que pone a los cristianos en
una nueva categoría. Y a causa de que se refiere a un gran paso de crecimiento,
implica claramente que otros pueden experimentar ese crecimiento en pasos
pequeños a lo largo de un periodo de tiempo más largo pero que llegan a
alcanzar el mismo punto en la vida cristiana.
Otra
expresión que puede ser útil es (nueva habilitación para el ministerio). Es sin
duda cierto que muchos que han recibido esa experiencia carismática encuentran
nuevo poder para ministrar en sus vidas cristianas, incluyendo la habilidad
para usar dones espirituales que anteriormente no habían tenido. Sin embargo, el problema con esta frase es que no dice nada
acerca de la profundización de la comunión con Dios, de la mayor eficacia en la
vida de oración y estudio de la Biblia, y de un nuevo gozo en la adoración que
son también resultados en esta experiencia.
C. ¿QUÉ ES «SER LLENO CON EL
ESPÍRITU SANTO»?
Con
todo, una expresión aun más comúnmente usada en el Nuevo Testamento es «ser
lleno con el Espíritu Santo». A causa de su uso frecuente en contextos que
hablan de crecimiento y ministerio cristianos, esta es la expresión que a mí me
parece mejor para describir hoy la «segunda experiencia» (o tercera o cuarta
experiencia, etc.).
Pablo
les dice a los efesios: «No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno.
Al contrario, sean llenos del Espíritu» (Ef. 5: 18). Él usa un verbo en tiempo
presente de modo imperativo que podría ser traducido más explícitamente: «estén
continuamente siendo llenados con el Espíritu Santo», implicando de ese modo
que es algo que debiera estar sucediendo continuamente en los cristianos.
Esa
plenitud del Espíritu Santo resultará en una adoración y acción de gracias
renovadas (Ef 5: 19-20), y en una renovación de las relaciones unos con otros,
especialmente con aquellos que están en autoridad sobre nosotros o los que
están bajo nuestra autoridad (Ef 5:21-6: 9). Además, puesto que el Espíritu
Santo es el Espíritu que nos santifica, esa llenura resultará con frecuencia en
una santificación creciente.
Todavía
más, dado que el Espíritu Santo es el que nos habilita para el servicio
cristiano y nos da los dones espirituales, esa plenitud resultará con
frecuencia en un poder creciente para el ministerio yen una creciente eficacia
y quizá diversidad en el uso de los dones espirituales.
En el
libro de Hechos vemos repetidos ejemplos de ser llenos con el Espíritu Santo.
En Hechos 2: 4, los discípulos y los que estaban con ellos: «Todos fueron
llenos del Espíritu Santo». Más tarde, cuando Pedro estaba delante del
Sanedrín, leemos: «Pedro, lleno del Espíritu Santo, les respondió».
Pero
un poco después, cuando Pedro y el otro apóstol regresaron a la iglesia para
contarles lo que había sucedido (Hch 4: 23) se juntaron todos en oración, y
«después de haber orado, tembló el lugar en que estaban reunidos; todos fueron
llenos del Espíritu Santo, y proclamaban la palabra de Dios sin temor alguno» (Hch
4:31). Aunque Pedro había sido llenado con el Espíritu Santo en Pentecostés
(Hch 2:4) y había sido llenado con el Espíritu Santo antes de hablar frente al
Sanedrín (Hch 4:8), fue de nuevo lleno con el Espíritu Santo después de que
orara el grupo de cristianos con el que estaba reunido.
Por
tanto, es apropiado entender que ser llenos con el Espíritu Santo no como un
suceso singular sino como un suceso que puede ocurrir una y otra vez en la vida
de un cristiano. Puede involucrar una habilitación momentánea para un
ministerio específico (tal como sucedió al parecer en Hechos 4: 8; 7: 55), pero
también puede referirse a una característica a largo plazo de la vida de una
persona (vea Hch 6: 3; 11: 24).
En
cualquier caso, ese ser llenos puede ocurrir muchas veces en la vida de la
persona. Aunque Esteban, como uno de los primeros diáconos (o asistentes
apostólicos), era un hombre «lleno del Espíritu y de sabiduría» (Hch 6: 3,5),
cuando lo estaban apedreando él aparentemente fue de nuevo lleno del Espíritu
Santo con gran poder (Hch 7: 55).
Alguien
podría objetar que una persona que ya ha sido «llena» con el Espíritu Santo no
puede estar más llena, pues si un vaso está lleno de agua ya no puede recibir
más agua. Pero un vaso de agua es una pobre analogía para nosotros como
personas reales, porque Dios es capaz de hacemos crecer y nosotros somos
capaces de contener mucho más de la plenitud y poder del Espíritu Santo.
Quizá
un globo es una mejor analogía, el cual puede estar «lleno» de aire a pesar de
que tenga en realidad poco aire dentro. Cuando se le sopla más aire, el globo
se extiende y en un sentido «está más lleno». Así sucede con nosotros: Podemos
ser llenos con el Espíritu Santo y al mismo tiempo ser también capaces de
recibir mucho más del Espíritu Santo. Juan 3: 34 nos dice hablando de Cristo:
«El enviado de Dios comunica el mensaje divino, pues Dios mismo le da su
Espíritu sin restricción».
La
división que viene como consecuencia de usar la expresión «bautismo en el
Espíritu Santo») podría ser evitada fácilmente si usamos alguna de las otras
expresiones posibles mencionadas en esta sección. Las personas podrían estar
agradecidas por «una nueva plenitud del Espíritu Santo» o «una nueva
habilitación para el ministerio» o «un paso significativo en el crecimiento en
algún aspecto u otro de la vida cristiana.
No
habría separación entre «nosotros» y «ellos», porque reconoceríamos que todos
somos parte de un solo cuerpo sin categorías separadas. De hecho, muchos
carismáticos e incluso algunos pentecostales tradicionales están usando hoy la
expresión «bautismo en el Espíritu Santo» con mucha menos frecuencia,
prefiriendo usar en su lugar expresiones como «ser llenos con el Espíritu
Santo».
Además,
muchos creyentes que no han tenido una sola experiencia dramática (tal como la
que los pentecostales han llamado un bautismo en el Espíritu Santo) han
empezado, no obstante, a experimentar una nueva libertad y gozo en la adoración
(a menudo con la llegada de la adoración moderna o de los cantos de alabanza en
sus iglesias), y con el uso de una variedad más amplia de los dones
espirituales para la eficacia y la edificación de ellos mismos y de sus
iglesias (incluyendo dones tales como sanidad, profecía, milagros,
discernimiento de espíritus, y la capacidad de ejercer autoridad sobre fuerzas
demoníacas con oración y una palabra de reprensión dirigida directamente a los
espíritus malignos).
En
ocasiones el don de hablar en lenguas y el don de interpretación también han
sido usados, pero en otros casos no. Digo todo esto para hacer notar que las
diferencias entre pentecostales y carismáticos por una parte, y los cristianos
evangélicos más tradicionales, parece que van desapareciendo cada vez más, y
hay cada vez menos diferencias entre ellos.
NOTA: Es mi opinión personal que muchas de la
divisiones que han venido con la influencia del movimiento de renovación
carismática en muchas iglesias no ha sucedido a causa de los dones
espirituales, sino debido a un mal entendimiento de lo que está sucediendo y de
las implicaciones de dos grupos de cristianos que viene con la expresión
.bautismo en el Espíritu Santo».
Jonh Wimber, a quien no le gusta identificarse a sí
mismo como pentecostal o carismático, dice con mucha sabiduría: .He descubierto
que el argumento concerniente al bautismo en el Espíritu por lo general termina
siendo una cuestión de etiquetas. Una buena medicina puede estar
incorrectamente etiquetada, lo cual puede ser cierto en este caso. La
experiencia pentecostal de Dios es mejor que la explicación que se da de ella»
(Jonh Wimber with Kevin Springer, Power Evangelism, p. 145).
En años
recientes me he dado cuenta en conversaciones con profesores de instituciones
afiliadas con el movimiento carismático que hay una tendencia creciente a
hablar más acerca de estar llenos con el Espíritu Santo que del bautismo en el
Espíritu Santo para representar lo que está sucediendo a las personas dentro
del movimiento carismático.
Alguien
podría objetar que es específicamente esta experiencia de orar por un bautismo
en el Espíritu Santo lo que ha llevado a las personas a un nuevo nivel de poder
en el ministerio y a la eficacia en el uso de los dones espirituales.
Puesto
que esta experiencia ha sido de tanta ayuda en la vida de millones de
creyentes, ¿debemos desecharla tan rápidamente? En respuesta, debemos decir si
se cambiara la terminología «bautismo en el Espíritu» por algo más
representativo de la enseñanza del Nuevo Testamento, no debería haber objeción
en absoluto para que las personas vinieran a los templos, y animarlos a
preparar sus corazones para la renovación espiritual mediante el
arrepentimiento sincero y la renovación del compromiso con Cristo y para creer
que el Espíritu Santo puede trabajar más poderosamente en sus vidas.
No hay
nada malo en enseñar a las personas a orar ya procurar una mayor plenitud del
Espíritu Santo, a esperar ya pedir al Señor por un derramamiento de más dones
espirituales en sus vidas, para el beneficio del cuerpo de Cristo (vea 1ª Co
12: 31; 14:1, 12). En realidad, la mayoría de los cristianos evangélicos en
cada denominación anhelan sinceramente disponer de más poder para el
ministerio, mayor gozo en la adoración, y un compañerismo más íntimo y profundo
con Dios.
Muchos
también apreciarían un mejor entendimiento de los dones espirituales, y ánimo
para crecer en el uso de los mismos. Si los cristianos pentecostales y
carismáticos estuvieran dispuestos a enseñar estas cosas sin el bagaje
adicional de dos niveles de cristianismo que está implícito en la expresión
«bautismo en el Espíritu Santo», podrían encontrar una nueva era de una
eficacia muy creciente en llevar estas otras áreas de la vida cristiana a todos
los evangélicos en general.
NOTA: Mi estudiante Jack Manero aunque él no es un
carismático Me ha dicho que durante más de una década de trabajar con
estudiantes universitarios, él ha encontrado un gran deseo entre los cristianos
por saber cómo pueden ser llenos con el Espíritu Santo. Me dice correctamente
que una enseñanza eficaz en esta área debe incluir la necesidad:
(1) De rendir nuestras vidas completamente a Dios
(Ro 12: 1; Gá 2:20):
(2) Depender completamente del poder de Dios para
vivir la vida cristiana (Ro 8:13; Gá 2:20; 3:2 3), y:
(3) Obedecer los mandamientos del Señor en nuestras
vidas (1ª Jn 2: 6).
Estos elementos son similares a los pasos de
preparación mencionados arriba en la consideración de la enseñanza carismática
común. En cualquier caso, a estos pasos se le puede añadir sin duda una oración
de que el Espíritu Santo nos llene, conforme a la voluntad de Dios como se
expresa en Ef 5:18. No debiera haber objeción a enseñar a los cristianos a orar
a diario en conformidad con estos principios.
3. SER LLENOS CON EL ESPÍRITU SANTO NO RESULTA SIEMPRE EN HABLAR EN
LENGUAS.
Nos
queda algo más que tenemos que hablar con respecto a la experiencia de ser
llenos con el Espíritu Santo. Debido a que hubo varios casos en Hechos en los
que las personas recibieron el poder del Espíritu Santo en el nuevo pacto y
empezaron a hablar en lenguas al mismo tiempo (Hch 2: 4; 10: 46; 19:6;
probablemente también implícito en 8:17-19) debido a su paralelismo con la
experiencia de los discípulos en Hechos 2), la enseñanza pentecostal ha
mantenido comúnmente que la señal externa del bautismo en el Espíritu Santo es
hablar en lenguas (es decir, hablar en lenguas que no son entendidas por los
demás y que la persona que la habla no la ha aprendido, ya sean lenguas humanas
conocidas u otras clases de lenguas angélicas o celestiales o dadas
milagrosamente).
Pero es
importante darse cuenta de que hay otros muchos casos en los que ser llenos con
el Espíritu Santo no resultó en hablar en lenguas. Cuando Jesús fue lleno con
el Espíritu Santo en Lucas 4: 1, el resultado fue fortaleza para vencer las
tentaciones de Satanás en el desierto.
Cuando
las tentaciones terminaron, y Jesús «regresó a Galilea en el poder del
Espíritu» (Lc 4: 14), los resultados fueron curas milagrosas, expulsión de
espíritus malignos y enseñanza con autoridad. Cuando Elisabet fue llena del
Espíritu Santo, habló palabras de bendición para María (Lc 1: 41-45).
Cuando
Zacarías fue lleno con el Espíritu Santo, profetizó (Lc 1:67-79). Otros
resultados de estar lleno con el Espíritu Santo fue el de predicar el evangelio
con poder (Hch 4: 31, (quizá) sabiduría y madurez cristiana y buen testimonio
(Hch 6: 3), predicación poderosa cuando estaban acusados ante tribunales (Hch
4: 8), una visión del cielo (Hch 7: 55), y (aparentemente) fe y madurez de la
vida (Hch 11: 24).
Varios
de estos casos pueden también implicar la plenitud del Espíritu Santo para
habilitar algunas formas de ministerio, especialmente en el contexto del libro
de Hechos, donde la habilitación del Espíritu Santo aparece con frecuencia
dando los resultados de milagros, predicación y obras de gran poder.
Por
tanto, si bien la experiencia de ser lleno con el Espíritu Santo puede resultar
en recibir el don de hablar en lenguas, o en el uso de algún otro don que no se
había experimentado anteriormente, también puede venir sin el don de hablar en
lenguas.
De
hecho, muchos cristianos a lo largo de la historia han disfrutado de
experiencias poderosas de ser llenos del Espíritu Santo que no han estado
acompañadas con hablar en lenguas. Con relación a este don como con otros
dones, nosotros debemos decir sencillamente que el Espíritu Santo «reparte a
cada uno según él lo determina» (1ª Co 12: 11).
NOTA: Las Escrituras no especifican qué resultados
tuvo en la vida de Juan el Bautista, quien estuvo lleno del Espíritu Santo aun
desde su nacimiento» (Lc 1: 15), y que «la mano del Señor lo protegía» (Lc 1:
66), y «el niño crecía y se fortalecía en espíritu» (Lc 1: 80).
PREGUNTAS DE APLICACIÓN
PERSONAL
1. Antes de leer este capítulo, ¿cuál era su entendimiento del «bautismo
en el Espíritu Santo»? Si es que ahora ha cambiado su comprensión, ¿en qué
sentido ha cambiado?
2. ¿Ha incluido su propia vida cristiana uno o más sucesos a los que
pudiera llamar «un gran paso de crecimiento» en alguna área u otra de la vida
cristiana? ¿O ha sido más bien una serie de pasos cortos pero continuados en la
santificación, en la comunión con Dios, y en el uso de los dones espirituales
para el ministerio?
3. ¿Ha conocido usted a personas que han afirmado haber recibido un
«bautismo en el Espíritu Santo» después de la conversión? En su evaluación, ¿ha
sido el resultado en sus vidas más bien positivo, o negativo, o ha sido más
bien mixto? Si usted mismo ha tenido una experiencia como esa, ¿piensa que el
concepto de que el «bautismo en el Espíritu Santo» es un suceso que ocurre una
sola vez fue esencial para esa experiencia, o pudieran haber aparecido los
mismos resultados en su vida cristiana si lo hubiera llamado «ser lleno con el
Espíritu Santo«? ¿Piensa que sería apropiado para usted ahora buscar una
experiencia de ser lleno con el Espíritu Santo en su propia vida? ¿Cómo podría
usted hacer que eso sucediera en su vida?
4. Todos nos damos cuenta de que es posible hacer mucho hincapié en algo
bueno en la vida cristiana hasta el punto de que nuestra vida queda
desequilibrada y no son tan eficaces en el ministerio como podrían ser. Si
usted piensa en las varias formas en que podemos crecer en la vida cristiana
(conocimiento de la Palabra de Dios y sana doctrina, oración, amor por Dios,
amor por otros cristianos y por los que no son cristianos, confiar en Dios cada
día, adoración, santidad en la vida, uso de los dones espirituales, poder
eficaz del Espíritu Santo en nuestro testimonio y ministerio, compañerismo
diario con Dios, etc.) ¿en qué áreas piensa usted que necesita pedirle a Dios
más crecimiento en su propia vida? ¿Sería apropiado pedirle a él una nueva
plenitud del Espíritu Santo que acompañe al crecimiento en esas áreas?
5. En relación con el tema del bautismo en el Espíritu Santo o ser llenos
con el Espíritu Santo, ¿piensa usted que las iglesias evangélicas en general se
han estado moviendo hacia más divisiones o más unidad en este asunto?
TÉRMINOS ESPECIALES
Bautismo
por el Espíritu Santo, bautismo en el Espíritu Santo, bautismo con el Espíritu
Santo, dos clases de cristianismo, sed llenos con el Espíritu Santo,
Pentecostés, experiencia del Espíritu Santo en el, nuevo pacto, experiencia del
Espíritu Santo en el, antiguo pacto
PASAJE BÍBLICO PARA MEMORIZAR
1ª Corintios 12: 12-13: De Hecho, Aunque El Cuerpo Es Uno Solo, Tiene
Muchos Miembros, Y Todos Los Miembros, No Obstante Ser Muchos, Forman Un Solo
Cuerpo. Así Sucede Con Cristo. Todos Fuimos Bautizados Por Un Solo Espíritu Para
Constituir Un Solo Cuerpo Ya Seamos Judíos O Gentiles, Esclavos O Libres-, Y A
Todos Se Nos Dio A Beber De Un Mismo Espíritu.